lunes, 24 de enero de 2022

Yo debía 100.000 euros y pensé que la Ley de Segunda Oportunidad era una estafa

Sigue siendo una ley desconocida. Hasta el punto de que hay quienes escuchan hablar de ella y creen que no puede ser verdad. «Al principio pensé que era una estafa», admite Antonio Benítez Sierra. Fue su padre quien le habló de la Ley de Segunda Oportunidad. «Yo debía unos 100.000 euros y ya había tenido una serie de malas experiencias, por lo que no terminaba de confiar que fuera cierto».

Este joven emeritense de 31 años acumuló esta deuda tras fracasar económicamente con un negocio de hostelería que montó en 2015 en la localidad de Dos Hermanas (Sevilla). «Era una franquicia y me sentí estafado; la empresa cerró a los dos meses de abrir yo mi local», dice.

Trató de salir adelante e ir pagando los créditos que había pedido para iniciar la actividad empresarial. Sin embargo, terminó cerrando y con una elevada deuda a la que hacer frente. Tras tocar muchas puertas y explicar su situación sin dar con una respuesta clara, su padre encontró por internet el despacho de abogados Repara tu Deuda. «Contacté con ellos por teléfono, pero después de lo que había vivido con la franquicia no me fiaba; empecé con el procedimiento en el verano de 2018 pero sin fiarme del todo», asegura Antonio.

Le resultaba increíble que desapareciera una deuda de 100.000 euros. «Pagué unos 5.000, pero llegó un momento en el que dejé de pagar los créditos porque no podía», rememora. El resto del dinero que debía le ha sido perdonado.

Exonerar las deudas a las que no se puede hacer frente. Ese es el espíritu de la Ley de Segunda Oportunidad, que entró en vigor en el año 2015 y con la que se pretende, como su nombre indica, que las personas que se han arruinado puedan continuar con su vida e, incluso, poder emprender de nuevo.

Por el momento, Antonio no se plantea esa posibilidad. No es por falta de ganas. «Yo era militar y dejé el Ejército para emprender; me encantaría volver a hacerlo y montar algo muy diferente», asegura. Lo que le echa para atrás es la dificultad de acceso a la financiación. «Si no tienes una nómina fija, no te conceden créditos», explica. Él, ahora, está estudiando para terminar un grado en la rama económica.

Además, tras acogerse a la Ley de Segunda Oportunidad se quedó sin ahorros y ha tenido que empezar de cero. Lograr el BEPI (Beneficio de Exoneración del Pasivo Insatisfecho), término jurídico que se refiere al perdón de las deudas que quedan por pagar, supone perder todos los bienes.

El proceso comienza de manera extrajudicial, tratando de llegar a un acuerdo con los acreedores para establecer un plan de pago. Si no se consigue, lo que se inicia es básicamente un concurso de acreedores y se liquida todo el patrimonio del deudor para pagar a los acreedores el máximo dinero posible. Desde Repara tu Deuda señalan que existe la posibilidad de excluir la vivienda habitual. «El deudor debe estar empadronado en ella, llevar al día en el pago de la hipoteca y que le quede por pagar de hipoteca una cuantía similar al precio de venta del inmueble», explica Ana Isabel García, directora letrada de este despacho de abogados que gestiona más de un 85% de los procesos a nivel nacional. En este sentido, García destaca que los juzgados extremeños están aceptando que no se liquide la vivienda si se cumplen las condiciones mencionadas.

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